APUNTES PARA UNA REFLEXION SOBRE LA FORMACION HUMANISTICA
Hernán López-Garay
1. ¿En qué contexto histórico tiene sentido que una universidad se preocupe
por impartir una formación humanística?
2. ¿A qué llamamos lo humanístico?
Con respecto a la primera pregunta, un posible contexto de sentido para
ella sería aquel en el que se piense que
la formación humanística atenderá una
necesidad histórico epocal que la requiere. Esto a su vez exigiría aclarar a qué llamamos lo humanístico.
En una acepción de lo humanístico
encontramos que la noción está
relacionada con las humanidades o saberes humanísticos. En otra acepción
se hace referencia a lo relacionado con el humanismo. Claramente las dos acepciones están conectadas pues los saberes humanísticos
corresponden y debe ser fruto de la
gran empresa intelectual (yo pensaría
relativamente contemporánea, propia del episteme moderno) de comprender
el valor y la esencia de lo humano. En
este último caso la pregunta sería: ¿Acaso vivimos una época en la que el valor
y la esencia de lo humano está amenazada? ¿Qué la amenaza?
Tal vez la amenaza sería el dominio de la razón instrumental en el presente, una razón que todo lo entiende y lo conforma efectiva y eficientemente como instrumento ---incluyendo los seres humanos---al servicio de no importa qué fines (mejor aún, al servicio de sí misma). En la medida que el dominio de esta razón se extienda, también se propaga la visión instrumental del hombre mismo, y por ende su cosificación. Y en la fase final de despliegue de la Razón instrumental, aparece con mayor claridad el proyecto histórico al que responde: el despliegue continuamente indefinido de un gran sistema de dispositivos siempre listos para ser usados, siendo el hombre un dispositivo particular: el dispositivo que es instrumento fundamental de este despliegue indefinido. ¡Pura voluntad de poder!
El peligro que encierra esta condición histórica para el hombre es no sólo el que llegue a su máxima deshumanización: un objeto como los demás insertado en un sistema al que sirve como un instrumento de despliegue. El peligro mayor es que llegue un momento donde el hombre ya no tenga conciencia de su estado de cosificación-dispositivo y de cómo el mismo refuerza dicho estado. De este modo el hombre corre el riesgo de terminar perdiendo toda capacidad de hacer sentido holístico de la existencia: una cosa no se pregunta por el sentido trascendente de su existencia.
Dicho lo anterior, podemos entender
mejor lo que implicaría que la
Universidad se preocupe por impartir una
formación humanística.
Implicaría por una parte facilitar
la toma de conciencia de
nuestra condición histórica actual: el despliegue del proceso de COSIFICACIÓN DEL MUNDO Y DE SI MISMOS.
Hay muchas formas de expresar esto mismo. Una de ellas es diciendo que
estamos ante la presencia del despliegue de un gran proyecto de des-mistificación
de la vida y la cosificación de la naturaleza y la propia existencia. Lo que a
su vez conlleva a la fragmentación, pero además con la condición histórica de
que no nos preocupa, es decir no hacemos tema de la fragmentación, no
“percibimos” fragmentado el mundo como
tal. En este sentido es interesante anotar que, dicho lo anterior, también hay
en la cultura occidental islas emergentes
donde atisbos de conciencia sobre el estado que vivimos y la preocupación por la búsqueda del Todo que le dé sentido a la fragmentación han
comenzado a surgir.
Entonces la formación humanística sería aquella que
permita esa toma de conciencia. Y lo segundo es que a la par de que permita situarnos históricamente (es decir entender cómo hemos
llegado a ser lo que somos) la formación humanística nos debe preparar para
permitirnos buscar una salida a esta condición histórica. [1]
¿Cómo sería esa formación?
Una posibilidad creemos verla ejemplificada en lo que Dreyfus et.al llaman
en su libro Disclosing New Worlds un
currículo para el despliegue de mundos (curriculum
for disclosing). Expliquemos
lo que esto significa:
A higher education devoted to producing entrepreneurs, virtuous citizens
and culture figures should be organized around the nature of disclosing and the spaces in
which it occurs. We have described three types of disclosing ---historical
(or world disclosing), customary, and theoretical. Each type of disclosing would be the concern of an academic
unit, but these would be quite different from today´s academic units. Education
in each unit would include courses on
the ontology of the particular kind of disclosing in addition to courses that
apply this ontology. Hence we call this
the curriculum for disclosing…” (p.172, italics mine).
Otro ejemplo de cómo sería esa
formación viene inspirado en las reflexiones de MacIntyre en su libro Three
Rival Versions of Moral Inquiry
en relación con un posible rol para las universidades del presente y
particularmente el rol de las humanidades y de una formación humanística. Al respecto,
nuevamente Dreyfus et.al. nos resumen la
visión de Macintyre. Tomemos como punto de partida el hecho de que las
humanidades se encuentran divididas actualmente en tres campos: Un campo lo
definen aquellos en la humanidades que defienden el fundamento religioso del entendimiento
humano (estos son los Tomistas, Agustinianos y algunos Neo-Hegelianos y
Neo-Aristotélicos). Otro campo lo definen aquellos humanistas que creen en la
unidad de la razón humana y de las prácticas, conjuntamente con la conmensurabilidad
del mundo a esa razón y a esas prácticas
(estos son los neo-rationalistas). Y un tercer campo defiende una concepción multi-perspectivesca, y de múltiples mundos (representado
este campo por los neo-nietzschenianos). El debate entre estos 3 campos conduce a menudo a sus
partidarios a simplemente escuchar las
conclusiones que los otros sacan como reductios que deben ser entendidos
para poder demostrar que la visión general
que conduce a una tal conclusión es incoherente.
Una posible misión para la
educación superior y la universidad de
hoy sería entonces la de crear los espacios en los que cada una
de estos campos rivales pudiese desarrollarse ampliamente pero sosteniendo un
permanente debate entre sí. Específicamente, los académicos que se
adhieran a alguno de estos campos definirían sus modos de hacer investigación,
docencia, extensión acorde con la visión filosófica y los fundamentos morales
sobre los que se sustenta cada campo. Los debates entonces se centrarían
justamente en los modos de hacer investigación, docencia y extensión.
Ahora bien, MacIntyre piensa que
estos tres campos no podrían ser manejados en el seno de una
misma universidad. Propone por tanto que
cada modo de hacer investigación (docencia, extensión), modo que corresponde a cada
uno de los campos, desarrolle sus propias universidades. Por su parte las universidades se encargarán
de crear en la sociedad los espacios de
debate (arenas) entre estas tres versiones rivales de cómo entender el
humanismo y los modos de hacer indagación moral (moral inquiry). Una de los resultados que este tipo de organización
de la educación superior traería a una sociedad es el de contribuir al
desarrollo de una cultura democrática (Graff). Por su parte MacIntyre espera que este sistema permitirá mostrar la superioridad general del modo de investigación practicado por el campo religioso (campo que
defiende el fundamento religiosos del entendimiento humano).
Resumiendo: es el sistema de
educación superior, organizado como propone MacIntyre el que tendría como un
todo a su cargo la formación humanística, es decir ella no se daría en el
contexto de un tipo de universidad sino a nivel de la sociedad como un todo en
la interacción entre los tres tipos (que corresponden a los tres campos ya
mencionados).
Con este articulo damos inicio al espacio donde los Elapdianos puedan publicar sus escrito del tema de la Educación Superior en el Siglo XXI
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